top of page

"Cada experiencia me ha desespañolizado, descatalanizado, “desmarionizado” y me ha contagiado diferentes maneras de ver el mundo, percibir la vida y la felicidad"




Mariona Anglada Escudé es una profesora con amplia experiencia. Ha estudiado dos grados (uno en Humanidades en la Universidad Pompeu Fabra y otro en Estudios del Asia Oriental en la Universidad Autónoma de Barcelona) y dos másteres (Comunicación Intercultural en la Universidad Jaume I y Educación en la Universitat Oberta de Catalunya), y su experiencia profesional le ha llevado a varios lugares. Ha pasado por el mundo universitario en China y la educación secundaria en Hong Kong como profesora de lengua castellana y por Bromsgrove School y el Colegio Británico de Yakarta como especialista en necesidades especiales. Nos reunimos hoy con ella para conocer más acerca de su trayectoria y experiencias.


¿Qué te llevó a China como lectora de lengua castellana?

En realidad es más bien fue al revés, China me llevó a ser lectora de español. Después de terminar el grado superior de Estudios de Asia Oriental decidí ir a China a aprender mejor el mandarín. China me encandiló, por lo que decidí quedarme y, en ese momento, la opción más viable fue la de trabajar como lectora de español en la Universidad de Nanjing.


Coescribiste el primer libro de texto para la enseñanza del mundo hispano en China. ¿Cómo fue esta experiencia?

Pues para nosotros se trató de un viaje iniciático en el mundillo de la academia china. En ese momento, eso era 2007, no había muchos materiales publicados para los estudiantes universitarios de español, así que tuvimos que crear nuestros propios materiales. Hablando con otros profesores nos dimos cuenta de que todos estos materiales podían ser útiles para los demás, así que contactamos con una de las editoriales universitarias especializadas en aprendizaje de lenguas y, después de un largo tira y afloja por tema de contenidos y formato, salió el libro a la luz.

Para nosotros, el mérito no fue tanto el libro en sí, sino el haber conseguido publicar un material en un mundillo todavía muy cerrado al mundo extranjero para aquel entonces.


Y además de comprarlo, ¿qué recomiendas para quienes quieran aprender más sobre el día a día en un país hispano o prepararse para vivir allí?

Nada te prepara para saltos culturales a gran escala porque, al final, lo que más acaba chocando en la mayoría de ocasiones, son las cosas pequeñas del día a día. A veces hace falta saltar al vacío y vivir la experiencia a tope. Lo único que siempre es recomendable es tener a alguien que te ayude a navegar el tema de los tabús culturales. Un ejemplo muy sencillo es que a los chinos le parece normal hablar del peso o edad de la gente y esto en muchos países puede considerarse ofensivo.


Has frecuentado los colegios internacionales en Asia, primero en Hong Kong y ahora en Yakarta. ¿Qué te atrae de ellos?

El respeto generalizado en Asia Oriental por el aprendizaje y la enseñanza. Todos los contextos tienen sus ventajas y desventajas, pero en todos los años trabajando en Asia, jamás me he encontrado con ningún alumno faltándome el respeto. Para mí, esto es primordial y es algo cultural. Las culturas asiáticas tienen una manera de ser muy afables y eso es vital para mí porque, por mi manera de ser, necesito el contacto social.


¿Qué crees que enriquece a los y las estudiantes que optan por un curriculum extranjero, o que se encuentran con estudiantes de orígenes muy distintos a los suyos, como pasa en tus colegios?

Lo enriquece todo. Amin Maalouf hablaba del concepto de hibridación. Él lo introducía en el contexto de África y las colonias, pero es un concepto que puede y debe trasladarse a la comunicación intercultural. Somos seres socioconstruidos, cada persona que encontramos, cada país que visitamos, cada lengua que aprendemos nos cambia, hibridamos a seres multiculturales. Yo no sería la misma persona que soy si no hubiera vivido en China, o en Inglaterra. Cada experiencia me ha desespañolizado, descatalanizado, “desmarionizado” y me ha contagiado diferentes maneras de ver el mundo, percibir la vida y la felicidad. Una escuela internacional es un pozo de experiencias hibridantes.


Tuviste un giro profesional de la enseñanza de lenguas a las necesidades especiales. ¿Qué te hizo tomar esta decisión y qué te ha reportado desde entonces?

Trabajar en necesidades especiales implica sumergirse de lleno en lo que significa educar y aprender. Y es un esfuerzo y una lucha constante por recordar a cada uno de los estudiantes las maravillas de las que son capaces. Buscar las luces y usarlas para alumbrar las sombras. Mi bagaje en enseñanza de lenguas extranjeras y en comunicación intercultural me ha sido muy útil y los considero pasos esenciales para poder haber llegado donde estoy. De nuevo, volvemos al socioconstructivismo. Empecé a interesarme por las dificultades de aprendizaje cuando, como profesora, consideré que no estaba haciendo suficiente para enseñar a todo el mundo en igualdad de condiciones. Y creo que este paso me ha convertido en mejor profesora y mejor persona.


Te has mudado de un país a otro varias veces. ¿Consideras volver a hacerlo en el futuro? ¿A dónde? 

Si por mí fuera, me mudaría cada par de años. El mundo es tan grande. Hay tantas experiencias que vivir. Me encanta salir de mi zona de confort, el mundo es una gran caja de puzles. De todas formas, por temas familiares y profesionales creo que ahora nos toca asentarnos una temporada más larga. Eso sí, para viajar nadie nos para. Seguimos descubriendo mundo y poniéndonos en situaciones peculiares y siguiendo conociendo a gente interesantísima y, en fin, escribiendo y coloreando el libro de la vida.

bottom of page